miércoles, 17 de diciembre de 2008

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Amanece, en algún momento de la noche el tenue resplandor blanquecino ha desaparecido.
Al otro lado de la ciudad, en el despacho del alcalde.
Se esta fraguando una interesante reunión, están presentes en la misma los mas importantes hombres de negocios de la zona, algún político del capitolio que seguro tiene mucho que ofrecer y sus respectivos abogados. Dirigiendo la reunión en el extremo de la mesa se levanta el alcalde tras de si una amplia cristalera por la cual entran los cálidos y deslumbrantes rayos de un nuevo amanecer los cuales no hacen otra cosa mas que proyectar una desproporcionada sombra sobre todo el despacho, como si de alguna forma tratase de engullir a todos los allí presentes, el es el único presente sin ningún tipo de escolta burocrática. Tan solo su hijo Daniel el cual se encuentra apartado, sentado, en silencio él toma nota de cuanto sucede en la sala.
Se prepara con dedicación para el día k herede todo.
Daniel, joven tímido y de constitución a primera vista débil difería en mucho de su padre a pesar de todo ambos tenían esa mirada fría y penetrante que en el caso de Daniel se disimulaba con unos largos bucles dorados los cuales hacían difícil de saber en todo momento hacia donde dirigía la mirada.
Josh Ramen es el nombre de su padre, Josh era un hombre diabólico que inspiraba verdadero pavor entre sus semejantes, carente de escrúpulos y ambicioso como el solo había llegado a la cúspide de la escala social y eso se reflejaba en todo cuanto a el rodeaba: mujeres, armas, mansiones, armas, drogas en definitiva el lujo y una vida plagada de excesos era de sobras conocida por todos.
Josh, o también conocido por el populacho como Meimen presentaba algunos rasgos físicos imponentes de los cuales se aprovechaba en todo momento: una gran estatura proporcionada con su envergadura, unos brazos poderosos y unas manos ásperas y firmes con las que podría aplastarle la cabeza a un gato sin ningún problema.
Su rostro jamás mostraba expresión alguna, es mas en caso contrario el pobre desgraciado k tuviera el infortunio de ver un cambio en su expresión era sin lugar a dudas lo ultimo que vería para siempre, gracias a un reinado de terror y la extorsión a la cual tenia sometida a la clase política de todos los estados vecinos había conseguido afianzarse en el poder, este iba a ser su décimo mandato consecutivo y no parecía que su reinado pudiera tener un fin próximo .
Pagar el impuesto M.A.M.O.N el cual los hispanos parecen tomarse a guasa y no causar ningún problema contra su persona o sus negocios era lo básico que todo habitante de Chicago debía de seguir a rajatabla para procurarse cuantos menos encontronazos con Meimen o cualquiera de sus múltiples sombras.

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